Artículo de Yolanda Dominguez sobre las diseñadoras vitorianas Bimba y Lola...
Nada más que añadir.
¿QUIEN QUIERE SER UNA CHICA BIMBA Y LOLA?
Hace tiempo que vengo recibiendo los newsletter de la marca Bimba y Lola y siempre que los abro intento imaginar cómo será asistir a una de las sesiones fotográficas en vivo. ¿Qué tipo de indicaciones darán los y las fotógrafas? (sí, queridas amigas, aunque nos cueste creer que semejantes poses salgan de la mente creativa de otras mujeres, algunas son fotógrafas): "así, muy bien, tírate en el suelo, pon cara de gilipollas, más, un poco más, imagina que te hablo en esperanto y te has fumado tres porros... eeeso es, muuuy bien, ¡lo tenemos!". También imagino a la modelo observando el resultado y diciendo: "Ah, pues muy bien, he quedado muy..."¿deprimente?
Debo ser la única persona del planeta cuya expresión se mimetiza automáticamente con la de las modelos al ver las fotos: ojos muy abiertos y un texto invisible y flotante que dice "mí no entender", porque estas son las mismas imágenes que reciben cientos de likes en Instagram con comentarios tipo "love it!", "¡me encanta!", "¡lo amo!". Pues eso, mí no entender.
Se supone que en la publicidad las mujeres éramos sex symbols, diosas de la seducción, venus que enloquecían a los mortales... dudo que estas Evas pertenezcan siquiera al reino de los vivos, más bien les faltan unas cuantas manzanas y una buena dosis de vitamina B1 y de B12 y de B6... bueno, póngaselas todas. Agazapadas, retorcidas, idas, moribundas. Algunas aparecen desparramadas sobre la mesa, otras arqueadas sobre su espalda. La mayoría tiradas: en la alfombra, bajo tierra, en una silla vieja... las puntas de los pies hacia dentro y la boca entreabierta. Imprescindible agarrar bien los bolsos no vayan a salir volando.
¿Y los escenarios? Resulta que te gastas 185 € en unos 'Botines Glitter' para irte a un pajar y quedarte muy quieta sobre un montón de estiércol con los brazos pegados al cuerpo preguntándote si habrá vida en marte... menuda fiestuqui.
¿De verdad que esto vende?, ¿de verdad, de verdad que estos son modelos aspiracionales?. Escúchame Bimba, o escúchame Lola, que yo no quiero ser como ninguna de vuestras modelos. Que si vuestra ropa me va a dejar deslomada y con cara de mema no la quiero ni regalada. Que las mujeres somos fuertes, valientes, emprendedoras, inteligentes. Que ya está bien de tirarnos por los suelos. Que violencia no es sólo pegar un puñetazo, también es tener en tus manos la posibilidad (y la responsabilidad) de representar a una mujer y hacerlo mal: sin respeto, sin conciencia, sin compromiso. Sin honrar a todas las mujeres que nos levantamos cada día a luchar por nuestros derechos. No me gusta el papel de sex symbol, pero si tengo que elegir entre ser Sofía Loren o Gollum agonizando en una piedra en el río lo tengo muy claro.
Llevo años trabajando sobre la representación de la mujer en los medios y la imagen es uno de los motores más importantes para acabar con la desigualdad. Por supuesto,las empresas tenéis derecho a la libertad de expresión pero también tenéis deberes con la sociedad, no va a ser todo lucrarse sin ofrecer nada a cambio. Si queréis tener una relación con nosotros, los clientes, empezad a escuchar, a generar diálogo, a establecer vínculos. Preocupaos de saber cuáles son nuestras luchas y nuestros deseos, construid a nuestro lado. No pienso asistir a una marcha multitudinaria contra la violencia machista y después ponerme uno de vuestros estampados.
Querida Bimba y querida Lola. No me siento escuchada ni valorada por vuestra marca, no me siento representada en vuestras mujeres, no siento que vuestra propuesta vaya más allá de generar un beneficio económico. Así que como consumidora no voy a compraros y como mujer no voy a recomendaros. Si decidís cambiar de estrategia, adelante, los consumidores lo estamos deseando.
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