El síndrome de la rana hervida es común a todas las personas, todo el mundo ha sufrido y sufre de este síndrome, nadie escapa al hecho de adaptarse a una situación que supone un malestar.
Olivier Clerc escritor y filósofo francés escribió con un lenguaje sencillo y comprensible la fábula de “La rana que no sabía que estaba hervida” en la que muestra enseñanzas muy valiosas que pueden ser utilizadas en diversos contextos.
Esta fábula de la rana hervida está basada en una ley física real:
Si la velocidad de calentamiento de la temperatura del agua es menor de 0,02 º/minuto la rana se queda quieta y se muere al final de la cocción. Mientras que a mayor velocidad la rana salta y escapa.
Lo que viene a concluir que si echamos una rana en una olla con agua fría y lentamente vamos calentando el agua puede llegar a hervir y morir sin darse apenas cuenta de ello. En cambio si echamos la rana al agua ya caliente, ésta pegará un salto evitando el peligro.
Si la velocidad de calentamiento de la temperatura del agua es menor de 0,02 º/minuto la rana se queda quieta y se muere al final de la cocción. Mientras que a mayor velocidad la rana salta y escapa.
Lo que viene a concluir que si echamos una rana en una olla con agua fría y lentamente vamos calentando el agua puede llegar a hervir y morir sin darse apenas cuenta de ello. En cambio si echamos la rana al agua ya caliente, ésta pegará un salto evitando el peligro.
Esta fábula está pensada para llevarla a nuestras vidas, para que reflexionemos sobre el modo de vida que llevamos, y sus posibles consecuencias.
Cuando un cambio se introduce de forma lenta en nuestras vidas, escapa de nuestra conciencia, sin que nos preparemos para dar una respuesta o una reacción a una situación que se va volviendo peligrosa, incómoda e insostenible. Nos quedamos sin los recursos necesarios para poder afrontarla una vez que tomamos conciencia. Las consecuencias desagradables aparecen y ya estamos débiles para poder hacerles frente por sí solos. Ésta es la situación de la fábula llevada a nuestras vidas.
Es por ello por lo que resulta preciso estar atento. Estar atento significa reflexionar sobre lo que sucede a nuestro alrededor, por muy bien que nos parezca estar hay que estar dispuesto a aprender con humildad, apreciar aquello que tenemos, valorándolo y queriéndolo, ya que todo cambia, y en cualquier momento ya no está para que lo disfrutemos.
Muchas veces nos sucede lo que a la rana de la fábula nos adaptamos a algo que nos parece beneficioso, no atendemos a lo que los demás nos puedan enseñar u ofrecer mediante su perspectiva, nos acomodamos sin preguntarnos lo que queremos, nos engañamos a nosotros mismos para crear una situación confortable que nos es real, evitamos y escapamos de lo que nos está produciendo un malestar profundo.
Cuando éste se manifiesta, resulta tan evidente y desagradable que de inmediato no queda más remedio que atenderlo, tomar consciencia e intentar resolverlo. Muchas veces cuando llegamos a este punto las consecuencias se han vuelto totalmente en nuestra contra, y el esfuerzo que requiere controlar la situación es tan grande que nos derrumbamos, acabamos hervidos, como la rana.
En el documental “Una verdad incómoda” Al Gore hace referencia al “Síndorme de la rana hervida” (“boiled frog syndrome”) relacionándolo con el calentamiento global que está sufriendo la humanidad. Como nos adaptamos a una situación en la que poco a poco va generando un malestar mayor, y la normalizamos porque las graves consecuencias que experimentamos son progresivas, sin tomar consciencia que estas consecuencias se van volviendo cada vez más devastadoras, hasta llegar un punto como en el que estamos, que tomando conciencia ya no se puede arreglar ni solucionar el daño hecho.
Una situación de la que todos somos responsables además, que también se vincula con esta fábula de la rana hervida; es la de la grave crisis económica que estamos viviendo. Hemos llegado a ella considerando que podíamos mantener la burbuja que estábamos creando, viviendo por encima de nuestras posibilidades, haciéndonos creer que eso era el estado de bienestar.
Un engaño que ha explotado y que los más perjudicados son, como siempre, los que menos tienen, los más débiles, los que se fueron adaptando a las malas prácticas políticas, y a un poder que es el que permanece, manteniéndonos a todos bajo el agua que hierve, sin que tomemos conciencia de ello, sin que dispongamos de recursos suficientes para hacer frente a lo que todos nosotros hemos permitido, creyendo en un falso bienestar de autoengaño.
Tomemos conciencia, atendamos a lo que vivimos, reflexionemos sobre los cambios, indaguemos en la manipulación y el “beneficio” que nos hierve hasta dejarnos sin recursos.
Os pido que atendamos y reflexionemos acerca lo que dice Olivier Clerc:
En nombre del progreso, de la ciencia, y del aprovechamiento, se efectúan continuos ataques a las libertades individuales, a la dignidad, a la integridad de la naturaleza, a la belleza y a la felicidad de vivir. Lenta, pero inexorablemente, con la constante complicidad de las víctimas, inconscientes, o quizás incapaces de defenderse.
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